Iluminada

febrero 13, 2011

El color saludable de su cara de pronto se tornó macilenta y sus ojos siempre vívidos a pesar de todo, perdieron su luz. Leucemia terminal, dictaminó el médico, lo dijo como si nada, uno mas. Pero no era uno mas para mí, era mi papá y estaba escuchando que pronto, muy pronto moriría. Una semana o dos calculó el tiempo de vida que le restaba y vas a tener que internarlo, se puede salvar con transfusiones, doctor? no hay que perder las esperanzas, dijo bajando la vista y se fue. Cuando le dije que debía internarse mi papá lloró y opuso toda la resistencia posible que no alcanzó y allá fuimos con el alma en un hilo, a los tres días y con dos litros de sangre nueva le dieron «el alta» y que a los dos días vuelva a transfundirse. Algo me movilizaba profundamente pero no alcanzaba a percibir que cosa era, ademas del dolor de la inminente pérdida tan querida. Y me vino a la cabeza su imagen de siempre repitiendo la frase que había oido desde niña: «no hay ningún lugar mejor que la casa de uno» y actué en consecuencia, tranquila la conciencia y felíz de darle la noticia: papi, nos quedamos acá, eso sí eh? come todo lo que te demos. No volvimos al hospital ni llamamos mas a ningún médico, el hecho de pincharle las venas para corroborar su leucemia no iban a cambiar la realidad asi que le evitamos el maltrato. La dieta era un licuado con todas las verduras  frescas del mercado y todos los dulces que le gustaban, incluído el budín de pan con pasas de uva que si nó no tiene gusto a nada, cierto patito? Los dos años que siguieron mi papá se levantaba y jugaba a las cartas con sus hermanos, hablaba con sus nietos y seguía contando las historias de siempre, ya en el segundo semestre del tercer año se fue agravando hasta negarse a comer, pero yo quería que su deseo se cumpliera y aguanté poniéndole el cuerpo al miedo que me daba a veces tremenda responsabilidad.  El último día fue especial, tenía los ojos semicerrados y una respiracion apacible y menos, menos, menos y era largo el tiempo del adios y como si alguien me llevara de la mano me acerqué y le hablé, le dije que se fuera tranquilo que mamá y yo estábamos bien, andá… andá tranquilo, a pesar de estar inmóvil desde hacia dos días, papá acaricio mi brazo suave arriba y abajo arriba y abajo y se fue yendo y fué raro el sentimiento, mientras mamá lloraba a su compañero de toda la vida yo despedía a mi adorado papá con una sonrisa mojada y una paz interior que aún perdura.

Esfinge

febrero 12, 2011

Ha trazado un imaginario caminito desde su casa a la biblioteca, siempre sobria en el vestir y  sonriente de la mañana a la noche. En una reunión cumbre los concejales y las fuerzas vivas de la ciudad la eligieron «Mujer ejemplar» del pueblo. Todo lindo, pero yo me quedé pensando que es muy fácil no equivocarse  cuando no se hace nada y realmente no puedo imaginar ejemplo de que es esta octogenaria señorita que no ha tenido ni novios ni amantes ni perros ni gatos y se jacta de eso como si fuera una gracia divina, quien sabe que parámetros habran usado para distinguirla y me gustaría saber porqué desperdiciar una vida entera pasando desapercibida es bueno y digno ejemplo a imitar,  es claro que cada uno elige como vivir su vida y es respetable su elección por mas gris que sea el resultado, pero de ahí a llevarse un premio…

Security

enero 23, 2011

El dueño del departamento que alquilábamos en Mar del Plata había muerto y su mujer nos llamó a todos sus inquilinos para contarnos que ella vendía sus propiedades y que el deseo expresado por el muerto era que cada inquilino comprara el suyo. Era una propiedad de cinco departamentos, tres en planta baja y dos en el piso superior, mas modernos y de mejor calidad. El primero a la calle tenía un negocio que fracasó en todos los rubros, era de la familia del p.b.A constituída por un señor obeso, su esposa alcohólica y tres hijos, dos jóvenes dispuestas a todo y un gendarme. En p.b. B vivíamos nosotros y en el C una familia numerosa con tantos rasgos a destacar que mejor me callo. Arriba vivían dos parejas que ya no lo son. Salimos de la primera reunión con la viuda con taquicardia, la oportunidad era única ya que la señora, conciente de tratar con gente con pocos recursos – para ser fina – había pedido muy poco dinero por los departamentos. Las cinco familias pudimos comprar y una vez señado el precio con el veinte por ciento nos abocamos a trabajar, pedir préstamos o llamar a papá  según cada uno para conseguir el resto que sí era una cifra importante. Y llegó el día de la firma y allí salimos con el dinero en efectivo tomando alguna precaución, por ejemplo un taxi. Cada vecino llegó por su cuenta y se iba instalando en la sala de espera intercambiando alguna frase nerviosa, faltaba el gordo y entrábamos. Pasados algunos minutos se abrió la puerta de la oficina, el escribano preguntó si estábamos todos, respondimos que faltaba el Sr.Vallese, por los nervios le decíamos señor a cualquiera. Al rato se entreabre la puerta del pasillo de entrada y se asoma el gendarme mirando para todos lados, nos mira uno por uno y deja entrar a  su padre mientras le cubre la espalda, entran rápidamente y cierra la puerta, se sientan, el gendarme tiene una mano metida ostentosamente entre la solapa del saco como sosteniendo un arma de grueso calibre -esa es mi imaginación- el gordo aprieta un portafolios de plástico negro, blanco los nudillos y sudorosa la frente carraspea nervioso, el gendarme no para de mirarnos a todos, no se le ven los ojos pero lo veo girar la cabeza y los lentes de sol son muy ostentosos, rayban de feria, espejados. Pasamos en fila y nos sentamos frente a una mesa grande como todas las de las escribanias, vamos firmando y pagando cada uno lo suyo con naturalidad y emoción, cuando le toca al gordo, el gendarme se vuelve a poner tenso, en posición casi de tiro, el gordo abre el portafolios saca el dinero, mucho cambio chico, mucho tiempo contando, todo bien, firma. Una vez finalizado el trámite, la ex dueña, una anciana de mas de 80 años que había ido sola, toma el dinero lo guarda en una bolsita de plástico de  Mauro Sergio y se va sola apoyada en un bastón.

Vida mia

enero 18, 2011

No recuerdo cuando fue que comencé a distinguir un punto casi imperceptible que parecía alejarse cuanto más me acercaba, con el tiempo fue tomando forma muy despacio mientras se hacía perceptible una figura humana, pequeñita y a lo lejos, muy a lo lejos. Me ha llevado toda la vida ir acercándome a ella, probablemente haya acortado el paso para esperarme o tal vez me esté dando la oportunidad de ver la increíble transformación que le ocurre. Hubo un tiempo en que llevábamos el mismo ritmo pero ahora camina cada vez mas erguida, las piernas ágiles y la cintura delgada a veces pareciera correr y brincar como adolescente, se percibe desde aquí que las tristezas no la han distinguido y cree que no va a tropezar, que es liso el camino y que si cae se levantará una y mil veces. Cuando pase de la adolescencia a la niñez la veré jugar desde lejos para no molestarla, ya sin apuro sabiendo que al alcanzarla y tocar suavemente su hombro con mis dedos, la pequeña dará vuelta la cabeza y verá reflejada su vida ya vivida y juntas nos sentaremos a ver fotos que aún no han sido sacadas.

Ayuno

enero 16, 2011

Cuando yo era chica todas las cocinas estaban pintadas de verde, menos la de mi tía Erminda que era gris topo. Gris topo. Vivía con su madre, una señora sin matices que no comía porque todo le caía mal y sufría de tránsito lento, una especie de enfermedad que se puso de moda años después pero en ese tiempo le decían «seca de vientre» -disculpen- la pobre mujer carecía de dos de los mas grandes placeres de la vida, imposible verla sonreir. Erminda parecía estar siempre a punto de explotar, tejía para afuera, dos agujas y crochet con una velocidad y un empeño que si no lo hubiera visto no lo creería, una araña la tía Erminda, soltera y nerviosa. La recuerdo con un centímetro en la mano temblorosa tomándome las medidas para tejer una camperita, día y medio de labor contando la pegada de botones, una araña. Todo era grande en la casa, la cocina inmensa y desolada, mesa con hule,  los cuartos altos y con las camas cubiertas con las colchas «Gloria» gris perla y una sala de estar tan triste y despojada que me lleva a pensar que ellas inventaron el minimalismo, una pena no haber sido reconocidas en vida. Murieron las dos tres días despues de la fiestita de comunión de la nena de los Alfonso, a mi no me gusta hablar de gusto pero dicen que comieron empanadas de carne picantes fritas, morcillas y chinchulines, chorizos  y asado y de postre bizcochuelo relleno con crema chantilly y duraznos en almíbar, un clásico de la época. Nunca quedó claro el motivo de las defunciones pero en estos casos ni falta que hace la certeza.

Tuya

enero 5, 2011

Ché Luisito, cuando te casás así todos tenemos mujer? El que había hablado se paralizó del susto al escuchar su propia voz diciendo semejante disparate y los otros cuatro incluído Luisito palidecieron en el mismo instante que se les arrugaba desde la nuca hasta el huesito dulce. Estaban sentados en una mesa ubicada en la vereda de un bar como todas las noches de verano, discutiendo de futbol o del batacazo del caballo del Negro Duilio por quien nadie en su sano juicio apostaría y terminó ganando por varios cuerpos en San Isidro para mi lo pichicatearon que querés que te diga y de la quiebra de la gomeria del Gordo, otro tongo mirá que el Gordo se va a quedar en la calle fue una avivada que si que no y de pronto y de la nada la pregunta fatal. Habían estado comentando varios días el increíble noviazgo de Luis con Inesita, una chica bien educada y de buena familia pero muy dada, por decirlo de alguna manera. Todos habían pasado alguna vez por Inesita así que no les resultó raro verlo a Luis en el zaguán dos o tres noches seguidas, ni daba para comentarlo, hasta que un día lo vieron caminando de la mano por la plaza a plena luz del día y comenzaron a preocuparse, una cosa es pasar el rato y otra andar mostrandose como si tal cosa, decían. Seguro se sentían en el compromiso de advertir a Luis lo querendona que era Inesita pero no sabrían como, creo suponer. Fue Carlitos el que metió la pata y jura hasta hoy que su lengua actuó sola, que él nunca se hubiera atrevido y que si se enamoró se enamoró y listo, despues de todo no iba a ser el primero ni el último en sacar del barro a una piba, explicó tanguero. No resulta interesante porque no lo es, relatar que sucedió despues con la pareja. Esta historia esta basada en un hecho real, los nombres han sido cambiados porque algunos de los protagonistas aún vive, sobre todo Inesita, la mas cariñosa del Asilo San Juan.

Mirame

diciembre 9, 2010

En el pueblo circulaban dos versiones para explicar lo que le había pasado a Chacho, una mas inverosímil que la otra. Algunos contaban que se había enamorado hasta la luna de una chica muy linda que vivía cerca de su casa y que por no sacarle los ojos de encima dejó de parpadear para siempre, temeroso de perderla de vista en un pestañeo y que por eso tenía los ojos así, saltones y desorbitados. Otros juran que no, que nada que ver y relatan con entusiasmo que Chacho tocaba la guitarra y cantaba muy bien y que se presentaba en los clubes en donde era aplaudido, silbado y abucheado con el mismo entusiasmo y por el mismo público. El cantinero del club me lo relató textual: claro que me acuerdo de esa noche, lo que no sé es si se habían puesto de acuerdo antes, pero no,  no creo si estaba hasta el tope el club no cabía ni un alma si venía Guaraní y era el segundo lugar donde iba a cantar despues del exilio, así que el Chacho era lo que ahora se llama telonero, en esa época que se iba a decir eso.. comué ah! si, resulta que empieza a cantar Malagueña salerosa y estaba acostumbrado a que la gente lo aplaudia cuando el afinaba la voz y cantaba besar tus labios quisiera … y decirte niña hermosa y entonces cuando decía que eres liiiiiiinnnnn la gente aplaudía y él seguia cantando, pero esa noche que hijos de puta que son esa noche nadie lo aplaudio y el Chacho no claudicaba y seguia liiiiiiiiiiiiiiiin y se iba poniendo morado y se le saltaban los ojos para afuera y bueno me acuerdo que estaba el hermano que se dio cuenta que el Chacho era capáz de morir antes que dar el brazo a torcer y me codeo para que yo tambien aplaudiera y lo sacáramos del bochorno, pobre Chacho la gente es mala cuando se lo propone… y le quedaron los ojos abiertos así; como de sorpresa, que va ser.

Coronita

diciembre 3, 2010

Era invisible la línea divisoria entre el orgullo y el bochorno que significaba ser elegida la Reina del Carnaval, pero bien se la podría ubicar en la avenida Vieytes, desde esta calle angosta que nadie supo nunca el porque del apelativo avenida siendo que: o ibas o venías, según el antojo de cada nuevo intendente que asumía. De Vieytes para allá unas seis cuadras se podría decir que era una zona neutra, ni fú ni fá, gente de pocas pasiones, familias tipo, el hombre mecánico o bancario y la mujer ama de casa, a ellos no les importaba nada  el tema de la coronación ya que sus hijas por lo general estaban  fuera de concurso por fuleras o por fuleras y agrias que a veces la simpatía vale mas que la pura belleza al decir de alguna tía que se sentía tocada. Mas al centro y siempre de Vieytes para allá estaba lo que en ese momento se denominaba la cremdelacrem, era de fundamental importancia decirlo con la boca ligeramente torcida para el lado izquierdo de la cara en señal de asco o vistecomosonesos… las hijas de tales familias se educaban en el colegio de monjas y tenían prohibido casi por decreto participar de fiestas paganas a riesgo de quedar libres, quien pudiera. De Vieytes para acá era otro el espíritu, llegaban los bailes de Carnaval y las mas lindas o las mas creídas -que para el caso es igual- gastaban sus ahorros de todo el año para vestirse como reinas por las dudas y ahí salían acompañadas de sus madres o tías al Prado Español y se anotaban para participar de la elección que se iba a realizar en la segunda entrada de la orquesta de Tito Alberti. Llamaban al escenario a las seis o siete participantes, nerviosas debajo de sus peinados batidos a mas no poder, verdes los párpados y apretados los puños, ante la silbatina de los muchachos de entonces ( no tan distintos, no crea) y nombraban a la segunda princesa y le ponían una banda medio dorada, la primera princesa casi casi tocaba el cielo con las manos, pero no querida mañana se olvidan de vos …murmuraba la Tony desde abajo despechada por no medir lo mínimo requerido. Llegado el momento se escuchaba un solo de batería y se anunciaba a la Reina del Carnaval, ante aplausos y griterío tanto de alegría de amigos y parientes de la elegida como de disconformidad por parte de amigos y parientes del resto de las chicas, que iban bajando por una escalerita cabizbajas algunas y viviendo su minuto de gloria la otra, la Reina del Carnaval debería desfilar al otro día en la carroza adornada a tal efecto luciendo los atributos que la destacaban como tal. Ya es abuela Graciela, la que mas veces fue elegida Reina, no solo del Carnaval;  de la Primavera, del club Huracán y del club Rivadavia, así como lo leen: los dos clubes enemigos acérrimos en las canchas compartieron reina, no es que no hubiera chicas lindas en el pueblo, pasa que Graciela era un clásico. Las princesas nunca se repusieron del todo, miran a lo lejos achicando los ojos como recordando, digo yo, tambien cabe la posibilidad de que sean miopes.

Margaritas

noviembre 18, 2010

Será posible abstraerse y seguir una senda propia, elegida y cuidada? Hasta que punto uno puede sustraerse al entorno y al juego perverso que otros juegan? Ellos no infieren que uno sabe? que ya no pueden sostener la máscara? que se les vé el hilo y hasta el moñito que las sostienen? Como harán cuando se enfrentan al espejo y se descubren rehuyendo su propia mirada? Como será el triste mecanismo que encontraron en la permanente justificación de sus actos? aprendieron solos? es innato? los hijos de sus hijos cortarán con el estigma? Se los ve tan convencidos para afuera, ampulosos en su mentirosa humildad, los hombros hundidos como escondiendo la cabeza, algo les dice en el oído su partecita sana, pero la sordera es mucha y el trabajo de ver es tan arduo y doloroso que mejor nó. Elijo sentarme en la platea y mirar el espectáculo de lejos, a veces me veo entrando a escena pero no es mi escencia quien actúa, es una disfrazada de mí que apenas puede. Sé que no es tarde para hacer una limpieza general, tirar viejos trastos y poner flores en la mesita de luz.

0 RH-

noviembre 13, 2010

A que lugar se retirarán avergonzadas nuestras soberbias actitudes de a veces. Porqué les permitimos volver en alguna mirada o en un gesto que ni en cuenta tenemos pero el otro lo recibe así de feo. Necesitamos estar en dependencia para admitirnos frágiles y tan endebles que no parecería si no fuera que prestamos atención al sentimiento. Cuando aprendemos a aflojarnos en el abrazo solidario del amigo, ahí mismo, en ese instante, estamos aprendiendo a ser persona.